Pensamientos de fin de un ciclo….


Estoy aprendiendo a evitar que evolucionen en mis pensamientos, sentimientos negativos. Pero no lo hago tapándolos o negándolos o cubriéndolos, no. Lo hago mirándolos cuando nacen, al momento que se manifiestan los reconozco. Observo su naturaleza y su motivación y entonces los transformo. No es fácil, pero es necesario.
La naturaleza de los pensamientos inquietantes y perturbadores, aquellos que normalmente asociamos a la rabia, al enojo y la furia, a la envidia, la codicia, la venganza, el temor, la soberbia, el orgullo, la arrogancia, la ansiedad, la auto culpa, el negarse uno mismo y el castigarse continuamente o castigar a los demás siempre, la tristeza descontrolada, la lujuria desbordada, y cualquier otro sentimiento que nos quite el sosiego; tienen una base común asociada a lo que me gustaría llamar la polaridad del ego.
Aquí entiendo la polaridad como el algo que se separa del otro. El sentirnos ajenos a la creación y al todo, por ejemplo.
En budismo esta idea tiene su raíz en la creencia errónea de una existencia inherente de todas las cosas que nos rodean y esta idea genera comportamientos que en alemán identificamos como „Festhalten am selbst und selbst Wertschätzung“, cuyos efectos generan una sobre evaluación de nosotros mismos y la urgencia de proteger, cuidar al costo que sea, este ser que creemos existe independiente de todo, que vive amenazado y, que además creemos vivirá para siempre. Esta visión errada de nosotros mismos es un capitulo en si mismo y que trataré en otra oportunidad.
Veamos un ejemplo de lo anterior, la ira. La ira no esta presente siempre en nuestro actuar. Ella aparece en nosotros y desde nosotros siempre y cuando se den ciertas condiciones. Sabemos identificarlas?, Cuando estemos furiosos, paremos un momento y preguntémonos cual es la motivación de esa rabia. Interiormente nos sentimos, atacados, heridos o decepcionados. Generalmente cuando buscamos esa motivación, ella esta ligada a egoísmos, soledad, soberbia, arrogancia, etc., todo cuanto esta asociado a una falsa imagen de nosotros mismos. Como seres superiores o importantes que creemos ser, algo no ha funcionado según ese canon, y claro nos surge la furia. Pero superiores o importantes respecto de quién?. Y cuando hacemos la pregunta para qué? aplicando el Dharma de Buda, veremos que el efecto último de la ira es el dolor, para todos los involucrados, y no otra cosa. Entonces podemos transformar esa ira en compasión cuando nos ponemos en el plano del otro y dejamos de sentirnos el centro de todo el universo. Cuando además observamos que todo cuanto acaece esta libre de existencia inherente y por ultimo cuando todo lo que nos sucede, es un efecto de nuestro Karma, aceptar ese Karma y transformarlo es parte de las tareas en el camino espiritual.
Hace unas semanas conversaba con mi prima, sobre este y otros temas. Ella es judía y practicante de Cábala. En un momento de la conversación, y respecto del consabido tema del holocausto, me hace la pregunta, cual fue la finalidad de tanto sufrimiento?.
En budismo, el sufrimiento es todo aquello que ningún ser sintiente quiere vivir, en resumen, unirse con aquello que nos desagrada, separarnos de aquello que nos agrada, sufrir los efectos de enfermedades, la vejez y la muerte. Sin embargo vivimos en esta vida (y muchas vidas, el samsara) sufriendo esto día a día, cual más cual menos y en diferentes formas. Me quedé en silencio un momento y le respondí: Todo cuanto experimentamos en la vida tiene una razón, es el efecto de una causa, es la ley del Karma, y existe el karma colectivo. Por la razón que sea muchos tuvieron que pasar por vivir ese dolor, un dolor que si lo miras con compasión y amor y sobretodo con sabiduría, puede servir para guiarte por el camino hacia la iluminación. No me cabe la menor duda, le dije, que muchos de esos judíos se iluminaron, cuando en medio de ese dolor sin límite, en vez de morir odiando, nunca se dejaron engañar y amaron aun mas todo cuanto les rodeaba, incluyendo a sus verdugos. Y aquí es donde me quiero detener, continué, no es sólo la victima quien necesita compasión, sino que además el victimario necesitando quizás el doble, pues él actúa en su ignorancia que, y como dijo Jesús en la cruz, no le permite percibir la dimensión de lo que hace. Perdonar es amar y hacerlo en un momento así, es experimentar el amor en su más profundo y misterioso significado. Una fuerza inmensurable que solo el iluminado puede percibir.
Al ver a una persona en sufrimiento, una persona que esta siendo con-movida por sus sentimientos negativos, muchas veces no nos es posible ayudarla, concretamente. Y sin embargo podemos siempre hacer algo. Practicar el dar no tiene por que ser ruidoso. Con fe pido por ellos, para que puedan verse a si mismos y contemplar el potencial de Buda que tienen, y que todos y cada uno de los seres sintientes llevamos dentro. Para que logren la paz interior, necesaria para avanzar espiritualmente y que finalmente logren cultivar armónicamente un amor propio y que logren extender ese sentimiento y sus consecuencias a todos los seres sintientes que es la expresión máxima del corazón Bodhichitta. Si bien estos sentimientos no parecen tener un efecto inmediato, lo tendrán en alguno. Porque la única manera de alcanzar la dicha es precisamente desde adentro de uno mismo.
Aquí quiero contar la historia de otro Bodhisatva que a sus alumnos les decía, la vida es como correr tras las ilusiones en un desierto cuyo terreno esta lleno de piedras y rocas cortantes. Entonces nosotros tratamos de tapar toda la tierra con cueros y otros materiales para que nos protejan, en vez de simplemente proteger nuestros pies. Es más efectivo educar nuestra mente que transformar el mundo, decía.
Lo que quiero transmitirles en estas líneas es que, nada en la vida es absoluto, definitivo, eterno y mucho menos inherente. Todo cuanto experimentamos viene de nuestros pensamientos y nace de ellos. Controlar la mente entonces es justamente, permitir que el corazón actúe en nuestras vidas con sabiduría y si hacemos esto con fe, es muy probable que alcancemos la iluminación. La fe es darle la oportunidad a los seres espiritualmente superiores de ayudarnos. No es una acto de debilidad es más bien un acto de humildad y honradez lúcida, finalmente un acto de amor para con nosotros mismos; reconocer que solos no avanzamos. Si les pides con fe y humildad, ellos siempre ayudan. Por otra parte invitarlos y convertir en ofrendas todo lo que hacemos, le entrega a nuestra cotidianeidad y finalmente a nuestra vida un valor inesperadamente nuevo. En los breves momentos que he logrado una comunión con lo sagrado, en los que he sentido la unión y el amor que en silencio une todo, he percibido que nada de mis penosos esfuerzos cotidianos por aprehender la huidiza felicidad, en el trabajo, en la familia, con mi pareja y mis amigos tiene un significado propio o inherente, he logrado percibir brevemente que puedo prescindir de todas esas cosas por las que creemos vivir se justifica: un hogar, renombre, dinero, poder, trabajo, cosas, parejas, padres, hijos, éxito, fama, belleza, etc…. Todo este mundo con sus innumerables fenómenos, esta para mostrarme quien soy y quién puedo llegar a ser, si lo miro con sabiduría, entre los miles de seres sintientes sólo uno más. Elegir el verdadero camino, se transforma entonces, en una decisión no sólo crucial, sino que en una responsabilidad para conmigo mismo y el mundo.
Deseo que todos quienes lean estas líneas reciban bendiciones y que en la tranquilidad de un momento de silencio en sus ajetreadas vidas puedan contemplar la realidad de las cosas tal y como son, simples ilusiones. Nos dejaremos llevar por ellas o despertaremos? Yo deseo despertar para el bien de todas las criaturas.
Por favor no vean esto como la receta de un cocinero para elaborar la paz y la felicidad absolutas. Estos pensamientos son el resultado de las experiencias propias que he cosechado en estos años de practicar el Dharma. Doy gracias por haberlo encontrado y deseo que cada cual lo haga en su momento. Estos pensamientos son más bien el resumen del fin de un ciclo y el comienzo de otro en este camino a la iluminación, el fin último de cada vida humana.
Tayata Om Gate Gate Paragate Parasamgate Bodhi Soha.
Juan

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