Y donde esta la mujer?, o la furia de Fukushima.

Hace algunas semanas murió Elizabeth Taylor. Ella era como una diosa en la mejor época del cine de Holywood, aunque yo diría en la época que se hacía verdadero cine. En fin, ese es otro tema.
La internet se llenó de fotos de sus mejores actuaciones, admirando la belleza que irradiaba, su estilo, pero también sus silenciosos sufrimientos. No lo de sus encuentros y desencuentros con el amor, huidizo e imperdurable, como casi todo en esta vida, sino de sus numerosas enfermedades y dolencias que la acompañaron casi continuamente.
Y donde quedó la mujer?, donde quedó lo que ella era realmente?.
Tuve la oportunidad de ver algunas de sus películas cuando, los canales pagados con el afán de usar el momento, programaron sin preguntarnos, sus películas. Y he aquí que encontré algunas joyas olvidadas del viejo cine de Holywood. Personajes que retrataban la época de nuestros abuelos. Mujeres abnegadas, bellas, concientes de si mismas y las más de las veces virtuosas. Un cine donde, el respeto por uno mismo y el prójimo lograba elevados índices de taquilla y eso sin efectos especiales. Donde el mal era castigado y el bien recompensado. Recordé el viejo refrán que dice: todo tiempo pasado fue mejor.
En fin, hoy, con dificultad y muchas veces en el movimiento de cine “cult”, podemos encontrar algo parecido.
Es mas común ver retratada a la mujer moderna, en estereotipos a lo “Desperate Housewifes”, o “Sex in the City” donde ellas, perdidas en sus propias intrigas nos dejan la sensación que su máximo objetivo es el cumplimiento de sus deseos al costo que sea y donde lo que parece malo es “normal” y lo bueno, extraño. Es un desfile de deseos ocultos donde se vale el todo con todos y ojalá que nadie lo sepa. Una cultura de la hipocresía y el egoísmo.
Aquí hay un quiebre de paradigmas, la mujer salvadora del hombre ha ido desapareciendo. Donde se ha ido?. No en vano, en nuestra cultura es aceptada esa actitud chovinista de seductores machos irrefrenables, con que muchos sino todos los hombres somos tildados cuando ellas nos ven como máquinas de deseos (las mas de las veces sexuales) sin control. La única esperanza posible, era encontrar esa mujer que lograra que aquel siente cabeza, apaciguando esa energía, fundando una familia y sacando al hombre que vela por su descendencia y su amada. La redención del hombre por el amor de una mujer. Cosas de abuelos o bisabuelos a la luz de lo que hoy se ve.
En un viaje de negocios en el bar de un buen hotel de una ciudad cualquiera, conocí a una atractiva mujer de negocios. Nada parecía indicar ocultos sentidos, pero ella en un momento y sin rodeos, me expresa en palabras directas que quiere hacer el sexo conmigo. Me quedé en silencio unos instantes, entonces la miré de otra forma, la tentación era evidente y acariciando la idea de tener “fast sex” le pregunté, abrúptamente, porque quería hacer el sexo conmigo, dándome cuenta que esa pregunta iba en contra de mis mas básicos instintos. Resultó que era casada, que viajaba mucho, que tenía aquí y allá siempre sexo rápido y que bueno, aun siendo feliz con su esposo,  esto era algo divertido para ella y  él no lo sabía. La mire a los ojos y le pregunté también si tenía alternativa, un pregunta estúpida por lo demás, pero ella fue sincera y dijo que si. Entonces le conteste que no. En eso de la seducción creo que a las mujeres, aun les falta mucho.
Hace algunos días, mi ex mujer me envío un chiste por internet. Contaba la historia de una gerente que en el día de su cumpleaños, no recibe saludos de nadie, excepto de su joven asistente varón. Este la invita a su departamento y en una pausa donde él se retira para ponerse cómodo, ella se desnuda pensando que va a tener “fast sex” con ese asistente y resulta que aparecen todos para festejar su cumpleaños. En fin, el chiste no me hizo gracia, es conocido y muy viejo, donde el protagonista en realidad no es una mujer sino un gerente hombre y ella una bella asistente. El chiste me confirmó lo que estoy describiendo. Ya no es sólo el hombre quien anda perdido en sus deseos ocultos, sino que es la mujer también. Quién salva a quién aquí? Quizás debiera preguntar donde quedó el hombre si ella quiere imitarlo en todo? Ella quiere ser como el hombre, que contrariedad y que desgracia.
En las culturas antiguas, la mujer era venerada, era una diosa, ella era la representación de valores incuestionables, de la fecundidad y la vida. La madre tierra era venerada. La tierra fuente de vida, imagen de mujer.
Tuve la oportunidad de visitar, hace poco, el castillo de Neuschwanstein en Alemania. Construido por un rey bávaro de fines del siglo pasado a quien juzgaron por loco y murió en extrañas circunstancias. Como sea, recorriendo el castillo escuché a unos turistas comentar lo maravilloso que es poder admirar estos legados, preguntándose ellos mismos que es lo que nuestra generación estamos legando a los más jóvenes que no sean catástrofes como la del golfo, el accidente nuclear de Chernobyl y Fukushima y aquí ya dejé de escuchar. No era tan loco el mentado rey.
Es evidente entonces que vivimos en un mundo que se esta degenerando. Tanto interior como exteriormente para mal de los que están por venir.
La tierra esta cansada y nosotros continuamos frenéticos tratando de apaciguar los deseos insaciables de nuestra codicia, lejos la estamos matando y nos estamos matando a nosotros mismos.
Me puse a pensar, efectivamente la mujer ha ido perdiendo esa conexión con la tierra, ella esta perdida en sus deseos de imitar al hombre. Ahora, hoy, ambos estamos más lejos de lo sagrado que nunca.
Fukushima es el resultado de la cultura del hombre y donde esta la mujer?
Lo único que resta por hacer es transformar nuestro interior, amar a los otros como a nosotros mismos, volver a lo sagrado, a lo simple y a lo bello, así es como lograremos trascender estos tiempos, para felicidad de todos los seres.

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