Palabras a mi mismo...


... quién pueda leer, que lea.

y él se detuvo ante el océano,
y recordó todo cuanto había creído tener,
todo cuanto pensaba había perdido.
Hacía mucho tiempo había sido consciente de ello.
Nada le fue arrebatado, él se fue, más bien liberando,
soltándolas, dejándolas ir.
Fue quedando desnudo, pero desnudo de sus penas,
sus cadenas, sus miedos. Fue quedando desnudo de sus orgullos y sus soberbias y rabias.
Dejó de perseguir ilusiones y espejismos, para justificar la felicidad de momentos fugitivos.

Dejó de culpar a otros de sus fracasos. Fracasos que jamás existieron
fuera de sus pensamientos.
Dejó de condicionar sus sentimientos para ganar un poder ficticio, con sabor a cariño.

Dejó de ser el centro de su mundo. Un mundo que nunca existió.

Pero sobretodo, dejó de arrastrar consigo las heridas del pasado,
los resentimientos y las culpas de eternidades soñadas, agolpadas sin
propósito a la entrada de su corazón. Ellas por fin se esfumaron.

Al fin pudo abrir sus brazos y respirar.
Al fin pudo llenar su corazón de la luz que nace de si mismo
Al fin se vio a si mismo y amarse y amar todo cuanto fue, es y será.

La eternidad es el aquí y el ahora, el amor es inmensurable y su luz lo
abarca todo.

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