Café y pasteles

Esto me sucedió ayer, y me pregunté cuantas veces me encuentro con personas que me dan momentos de café y pasteles sin percibirlos verdaderamente y también me pregunté, cuantas veces doy momentos de café y pasteles a otros. 


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Hoy me quedé un rato más en la oficina. Nada terrible, un proyecto complejo que coordinar, emails por escribir y muchas llamadas telefónicas. Concentrado en estas cosas, aparece inesperadamente la Sra. Mercedes, profesional de la limpieza y cuidado de las oficinas. Ella es de Honduras y trabaja y vive en Suiza desde hace más de 15 años. Siempre nos extendemos en conversaciones y charlas amenas cuando nos encontramos en los pasillos o ascensores. Su sonrisa perenne y su amabilidad nunca me son indiferentes. Disfruto de su alegría y de su sabiduría muchas veces me alimento, pues siempre tiene un consejo claro y una palabra amiga. Hoy me sorprendió con una tacita de café, un pastel y un “no se preocupe”. Nos reímos de buena gana y se lo agradecí sinceramente. Pero, así como vino, se fue, dejándome con el café, el pastel y mis proyectos. Me quedé unos instantes en silencio en el vasto espacio de las oficinas solitarias percibiendo su bondad. Estos son, efectivamente, los momentos que le dan a la vida una luz y un sentido especiales pensé, y entonces, lúcido y alegre me propuse dar momentos de café y pasteles a todos sin excepción. Recordé así unas palabras de mi maestro, "eviten juzgar y clasificar apresuradamente, muchas veces de quien menos esperas es de quien más recibes".
Sean aquellos que dan momentos de café y pasteles !.
Gracias Sra. Mercedes.

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