Meditación y desarrollo organizacional

Hace unos días me topé con un artículo cuyo título “meditación para potenciar el cerebro”, sobre la práctica de la meditación en las empresas, me llamó mucho la atención. El caso específico presentado era el de Google y de entre sus ofertas para el desarrollo personal, se analizaba esta práctica oriental cuyos resultados y demanda son comparativamente relevantes. Curiosamente, y digo curioso pues aún hay mucho que recorrer en este sentido, también se mencionaba el caso de otras empresas como el Deutsche Bank. ¿Será esto el inicio de una nueva tendencia en management?

Aunque no creo en las coincidencias, igualmente hace unas semanas en un viaje de negocios a Colombia tuve la oportunidad de dirigir una sesión de meditación en respiración por 20 min. a un grupo de venta, antes de iniciar un “sales workshop” planificado ante una apretada agenda.

La iniciativa no estaba en el programa y sin embargo pude realizarla sin contratiempos. Fue un experimento y una experiencia que lejos de lo gratificante, trajo a más de alguno una sorpresa, amén del giro del Workshop y de la dinámica que se creó después. Fue una meditación muy simple, donde ofreces a las personas una ventana de tiempo para “mirar”, justo allí, donde por diversas razones no solemos “observar” detenidamente. Nuestra mente aparece entonces, como un caballo desbocado de ideas y pensamientos, donde el logro de apaciguarla por unos instantes y enfocarla nos otorga la posibilidad de visualizar mejor, de medir mejor lo que decidimos y finalmente nos acerca a entender mejor para que hacemos lo que hacemos. En ventas, la atención del vendedor, dirigida a la persona, que llamamos cliente, es de vital importancia y si hablamos de desarrollo organizacional excluyendo a la persona misma o parte de ella, es cuando menos hablar de un desarrollo sesgado. En todo caso, fue un momento muy valorado y estoy seguro que alcanzó áreas de conocimiento muy personales.

Efectivamente el “management” estándar de hoy, frente a este tipo de actividades, es más bien escéptico que proactivo y lejos de las organizaciones modelo o empresas tipo Google, en general me he topado con muchas obstáculos al momento de incorporar de manera coherente este tipo de herramientas de entrenamiento.

No sé cuán lejos estemos de alcanzar una etapa avanzada en el despliegue de las así llamadas “soft skills” (competencia social, inteligencia emocional, etc.) pero sin un programa claro en el ejercicio de este tipo de actividades en las organizaciones, se está dejando relegado a un plano muy personal, el desarrollo y desenvolvimiento efectivo de facultades necesarias para potenciar el trabajo en equipo, en un mundo cada vez más interconectado e interrelacionado. ¿Cuál es la responsabilidad entonces, de líderes, directores y gerentes de equipos de trabajo?

Visto de esta forma, creo que la sentencia de partida del artículo “meditación para potenciar el cerebro” es una actividad que, y por la ubicación misma del cerebro, debiera comenzar por la cabeza de las organizaciones. El caso de Google aun cuando es sólo un botón de muestra, es significativo y espero que inspire a otras organizaciones en esa dirección, pues no es nuevo, ni desconocido que el beneficio que trae cualquier mejoramiento personal influye en todas las actividades en una organización y las primeras organizaciones que las incorporen y las adopten sistemáticamente tendrán una ventaja comparativa mayor.

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