Dos semanas en el paraíso


Cuando realizamos un viaje a un lugar que nunca hemos visitado, generalmente llevamos con nosotros, aunque sea inconscientemente, la expectativa de encontrar lo “nuevo” maravilloso. Y así vamos midiendo, de alguna forma, lo que nos sucede. Bueno en este caso no hice ese ejercicio. Me deje llevar por los acontecimientos así como venían sin evaluarlos, sin juzgarlos, sin demandar cortesía o deferencia por el dinero que había pagado, sencillamente recibí y di, sin filtrar nada.

Allí éramos todos iguales. Quién no lo es ante los ojos de Dios?.

Bajamos del Taxi, Phillipe, Sylvia y yo. Me encontraron en el aeropuerto de Manchester. Ellos viajaban desde Suiza y no era la primera vez que venían. Agradecí en silencio su presencia y su apoyo. Me invitaron a viajar con ellos en el tren a Ulverston que partía varias horas antes del que reservé. Llegar temprano al centro Manjushri antes de un festival es mejor, así tienes la posibilidad de encontrar un buen lugar para colocar tu carpa, me recomendaron y así fue. Encontré un lugar apacible entre los árboles del parque aledaño al Edificio principal, junto a algunos vecinos que habían llegado antes que yo. El vecindario sin embargo, se llenó al cabo de unas horas con personas que venían de todo el mundo. Más de 5000 fueron.

El Edificio del centro es un viejo Monasterio llamado “ Conishead Priory “ fundado por monjes cristianos hace casi mil años, en el 1160 como hospital para los pobres. La mansión desde entonces hasta hoy ha pasado por diferentes funciones desde un hospital militar, pasando de ser un centro de rehabilitación para los trabajadores mineros de la zona hasta un hotel spa.

El estilo es gótico, dominado por dos torres octogonales de 30 m de altura, una gran sala de recepción, valiosos vitreaux, más de 500 m de corredores con más de 200 habitaciones con cielos finamente decorados. El edificio esta rodeado por parques y pequeños bosques en una zona de lomas y praderas al borde del mar. Todo un ambiente lleno de espacios, que invitan a la relajación de la mente.

El sistema de desayunos y comidas ya estaba en pleno funcionamiento cuando ingresé en la carpa de las comidas a buscar una cena vegetariana. Busqué instintivamente a algunos latinoamericanos y rápidamente tomé asiento junto a unos mexicanos. Fue una charla amena. Alegres me contaban sus experiencias con el Dharma en Mexico, junto con relatos sobre la situación del país. Efectivamente nadie estaba ajeno al sufrimiento que se padece en las gran des ciudades, las injusticias políticas o la situación de la región de chiapas, por ejemplo. Pero quien esta libre del sufrimiento en el Samsara?

La alegría entonces y por ende la felicidad debe nacer de adentro, como la luz que irradia un sol. Acordamos que les ayudaría a pelar verduras y preparar comida. Tarea a la que estaban comprometidos. Internamente comencé el desmantelamiento de orgullos, torpezas y egoísmos, comenzando a compartir con ellos y en ellos la alegría de dar.

Así tomé también parte en las acciones para lavar la loza del desayuno que era una tarea de los suizos, como cooperar con los chilenos con la limpieza de los barriles de basura.

Si, me encontré con ocho chilenos, Isabel, Francisca, Magally, Susana, Karin, Jorge, Marcelo, Rodolfo y Roxana. Adorables personas, mis hermanos en esta senda de crecimiento espiritual.

Echaba de menos “la cosa nostra” chilena. Me alegró poder charlar con nuestros modismos y echar la talla y reír como se ríe en Chile. Me sentí como en casa. Y ahora que lo estoy escribiendo, me doy cuenta que, además del mar, es la manera de reír una de las cosas que más extraño de Chile. Pues, considerando nuestras virtudes, una de esas es poder reinos de nosotros mismos. Lo que no es posible decir de otras culturas, creo yo. Disfrute las conversaciones y darme cuenta lo buena personas que todos son.

Hace un tiempo atrás en alguno de mis escritos saqué a relucir lo que Maslow llamaba: “el hombre bueno”, la persona autorrealizada, esclarecida, bondadosa, alegre. Eso, si no lo enseñan los padres, ni lo traemos de otras vidas, donde se aprende? Y una vez que lo aprendemos donde lo practicamos y como?

Visto así, la educación de la mente (que no es otra cosa que generar el corazón puro Bodhichita) adquiere una importancia innegable.

Iniciamos la semana con las meditaciones junto a nuestro venerable Guru Geshe La. Él, observándonos a todos por sobre sus gafas, esbozando una incansable sonrisa, nos contó la historia de la tortuga ciega que habita en el fondo del mar del samsara y que sale a la superficie a respirar aire cada 100.000 años. En esta superficie se encuentra un salvavidas de oro que es el Dharma de Buda. Así, emerger desde el fondo justo en medio de este salvavidas, es análogo a nacer como ser humano y tener acceso a las enseñanzas de Buda. Dejaríamos pasar la oportunidad de recorrer de una vez, el camino hacia la finalidad última de la vida humana?, para volver a sumergirnos en el océano del samsara corriendo tras la ilusión de una felicidad permanente?

Con estas preguntas partimos y durante todo este tiempo la respuesta se fue esbozando en nuestros corazones, clara y simple, para el bien de todos los seres sintientes.

Aprender el Dharma y practicarlo, no es una cosa de un curso y un titulo. Es una forma de ser. Una forma de caminar sobre la faz de la tierra y compartir y dar y observarse y mejorar y cuidar de los otros seres y uno mismo y del entorno, es una forma de amar y ser amado, de reír, de aceptar y perdonar y soltar y no aferrase a nada, porque nada tiene una existencia inherente, es decir nada existe fuera de nuestra mente. Cuando escribo sobre estas cosas, siento una humildad que no había experimentado antes. Por favor mediten esta frase…. “De la nada vengo y a la nada voy, ahí donde esta todo y donde todo es uno”…. Meditarlas en cualquier momento del día es una bálsamo para el alma.

Bueno, también se cumplieron algunos deseos. Algo no menos importante. Durante el festival en Paris del año pasado, generé el deseo de poder participar en la obra de teatro que se estrena al final del festival y cuyo tema siempre esta asociado a la vida y obras de Buda. Asi, cuando Sylvia me invitó para participar en el casting de actores, no lo dudé. Primero me atrajo la idea de ser un mara, pero mi rodilla lastimada en unas semanas antes, no me acompaño. Un mara cojo, no es muy convincente. En fin, con Sylvia, jugamos el rol de una pareja de enamorados, luego, junto a mi madre (rol en manos de Ketcho, una monja budista de Nueva York tremendamente alegre) fui un pueblerino que participó en el tercer movimiento de la rueda del Dharma y que finalmente fue trasladado a la tierra pura de Keajra. Una bella historia la vida de Buda Shakyamuni. Presenciar cada escena, durante los ensayos, fue aprehender el Dharma directo desde corazón.

Tuve la oportunidad de conocer muchas personas. Escuchar y ser escuchado. Abrazar y ser abrazado, compartir sonrisas, un apretón de manos, una taza de te, la atención por el otro. No había nadie más importante que el otro. Hubo un momento durante las jornadas matinales lavando la loza del desayuno de mil personas, en que entre la alegría, el chapurreo y la inesperada lluvia, tuve la sensación de estar viviendo el mundo como debiera ser. Vivir en el paraíso es posible, es una elección. Trabajar para otros sin medir, sin cobrar la atención, ni la dedicación y por supuesto sin dosificar el amor. Como sería un mundo asi … por todas partes … eso sería como el fin del samsara ¡!

Visto ahora esos momentos me parecen tan valiosos … y agradecer, un verbo que nunca dejo de ejercitar.

En viaje de regreso a Suiza, en el aeropuerto de Manchester, me sentí extranjero. Había tanto ruido, tantas luces y colores y ofertas, ofertas y ofertas, compre, regale, venda, … extrañé, la simpleza del ser que todos llevamos dentro y que en la ajetreadas calles de las ciudades del mundo apenas se ve, como flores que crecen frágiles sobre la masa de acero y concreto. Entonces entendí lo que es buscar refugio. Es poder meditar, imperturbable, entre los gritos de los mercaderes.

Quiero seguir esta senda. La senda de Buda, de la Dharma y la Sangha para el bien de todas las criaturas.

Tengan todos paz y un abrazo sincero.

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